MARBELLAGASTRILITERA
BLOG SOBRE GASTRONOMÍA, CULTURA Y LITERATURA EN MARBELLA. Pretendemos informar sobre diferentes aspectos de Marbella relacionados con la cultura, gastronomía y actividades literarias. NOS GUSTA COCINAR, COMER, BEBER, IR AL CINE, LEER, DEBATIR, PENSAR, INVESTIGAR, ESCRIBIR, CRITICAR Y BUSCAR ALTERNATIVAS; PERO LO QUE MÁS NOS GUSTA ES TOMAR TAPITAS CON LOS AMIGOS Y LO OTRO. Andrés García Baena.
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domingo, 22 de marzo de 2015
lunes, 20 de octubre de 2014
BREVE HISTORIA DE LA TAPA.
BREVE
HISTORIA DE LAS TAPAS.
En la edición de 1956 del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y en la
anterior de 1939, la acepción “tapa” aparece como un andalucismo. Habrá que
esperar a la de 1970 para que se le asigne un carácter nacional. El término se
ha generalizado debido al turismo y a los medios de comunicación. Por extensión
el término “tapear” alude a un hecho gastronómico con un amplio componente
sociológico. Se trata de comer a base de pequeñas porciones de alimentos,
tomadas en diferentes locales o bares, en animada compañía y en alentada
tertulia. Normalmente se degustan de pie, como una especie de ágape vertical,
en la barra y se suele tomar una o dos por establecimiento con una bebida,
normalmente vino y en su ausencia cerveza. Es una de la actividad de ocio
preferida por los españoles. Diríamos que es casi un rito en el que los eflujos
del alcohol provocan una agradable desinhibición, un entusiasmo colectivo que
acaba transformándose en animadas tertulias no ausentes, en ocasiones, en
discusiones de política, futbol y toros, muy al uso del siglo XVIII. Lo que determina
que un establecimiento sea bar de tapas es, además de la pequeña ración de comida, la existencia de una barra.
En el norte de España, a ir de tapas se le llama “poteo” o ir a tomar
“pinchos”. Y en Aragón y Navarra, ir de “alifara”.
En la actualidad la forma de comer a base de tapas se
ha usa como sinónimo de comida española. Nada más lejos de la realidad; la
gastronomía española es mucho más compleja y rica.
Parece ser que el origen etimológico de la palabra
proviene del hecho de tapar los antiguos vasos de barro con lo que se tuviera a
mano, que podía ser un trozo de pan, jamón, embutido, de bacalao, de mojama o
cualquier salazón. Así el comensal podía pedir al mesonero dame una “tapa”
(tapadera) para el vino. Con respecto a su origen, algunos lo sitúan en el
reinado de Alfonso X el Sabio durante el siglo XIII, quien durante una larga
enfermedad fue aconsejado que tomara pequeñas dosis de vino y para menguar sus
efectos lo hizo acompañar de pequeñas raciones de comida a las que llamó “tapa”
porque tapaban los efectos del alcohol. Le gustó tanto la idea que dio orden
inmediata de que así se hiciera en toda Castilla. Otras fuentes sitúan su
procedencia en la época de los Reyes Católicos, los cuales, en su afán de
controlar el recién unificado país, para disminuir las peleas que provocaban,
por efectos de los fermentados, los muchísimos arrieros existentes,
dictaminaron que se ingiriera el morapio con alimentos a fin de amortiguar sus
secuelas. Algunos lo atribuyen en el siglo XVI a una castellanización del
francés “étape”, refiriéndose a la comida que hay que aprovisionar, por parte
de cada soldado, para la etapa diaria. Hay quien comenta, en plan leyenda, que este fenómeno
se remonta a tiempos de Alfonso XIII. Al parecer en una de las ocasiones en las
que el rey pidió una copa de jerez el mesonero la cubrió con una loncha de
jamón para evitar que entrase arena. Parece que la idea fue acogida con éxito y
a partir de entonces las copas de vino fueron acompañadas por tapita.
En cualquier caso, está documentado que en el siglo
XVIII se tapaban las copas con alimento y nos inclinamos a que la cuna de tal
hecho pudo estar en la provincia de Cádiz, concretamente en Jerez de la Frontera dónde los finos
se tapaban con un trozo de jamón o de lomo. La variedad de tapas es infinita y
en cada zona se introducen los productos típicos. En toda Andalucía no suelen
faltar la ensaladilla en su concha, unos callos con garbanzos en cazuela de
barro y cómo no, raciones de gambas, pulpo, mejillones, conchas finas, queso,
boquerones en vinagre, jamón entre otras muchas. Del tapeo también forman parte
platos que tradicionalmente se tomaban sentados y con cubierto como son la
paella y un innumerable número de guisos. Recientemente se han introducido los
“montaditos” (pequeñitos bocadillos), con lo que se está generalizando el
famoso bocadillo español frente a la denominada “comida basura”. Igualmente,
las tapas se han visto transformadas por las recientes corrientes culinarias;
por ello, han surgido modernas presentaciones no ajenas a la cocina de Fusión y
a la denominada “Nueva Cocina”. De todas ellas tenemos representación en
Marbella. En Andalucía el hecho del tapeo se concreta en dos modalidades: en la
zona oriental (Jaén, Granada y Almería) se sirve gratis una pequeña tapa junto
a la bebida que es elegida por el establecimiento. Y en la occidental, persiste
el hecho de que el cliente pide la tapa a su gusto entre una larga lista que es
costumbre “cantarla” por parte del camarero. Ambos hechos se están fusionando.
Y en Marbella, actualmente, podemos encontrar las dos formas imbricadas
dependiendo de la taberna, bar o tasca.
Alexis de Tocqueville y mi generación.
Alexis
de Tocqueville y mi generación.
"Si
imagino con qué nuevos rasgos podría el despotismo implantarse en el mundo, veo
una inmensa multitud de hombres semejantes, iguales y sin privilegios que los
distingan, incesantemente girando en busca de pequeños y vulgares placeres, con
los que contentan su alma, pero sin moverse de su sitio. Cada uno de ellos,
apartado de los demás, es ajeno al destino de los otros; sus hijos y sus amigos
constituyen para él toda la especie humana; por lo que respecta al resto de sus
conciudadanos, están a su lado y no los ve; los toca y no los siente; (…) Por encima de estos se alza un poder
inmenso y tutelar que se encarga exclusivamente de que sean felices y de velar
por su suerte. Es absoluto, minucioso, regular, previsor y benigno. Se
asemejaría a la autoridad paterna si, como ella, tuviera por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, por
el contrario, no persigue más objeto que fijarlos irrevocablemente en la
infancia; este poder quiere que los ciudadanos gocen con tal de que no piensen
sino en gozar y divertirse. Se esfuerza con gusto en hacerlos felices, pero en
esa tarea quiere ser el único agente y el juez exclusivo; pone al alcance sus
placeres, conduce sus asuntos principales, dirige su industria, regula sus
traspasos, divide sus herencias; ¿no podría librarles por entero de la molestia
de pensar y el derecho de pensar y el trabajo de vivir?". El texto no es
mío, como es fácil de adivinar, pertenece a Alexis deTocqueville. Este pensador
liberal francés fue una de las mentes más lúcidas de su tiempo, murió en 1859,
y, más que nunca, sus enseñanzas tienen vigencia en esta época plena de
mediocridad y de desaliento. Desde mi punto de vista fueron tres las
principales aportaciones teóricas. Con la primera, señaló el paso del homo hierarchicus al homo aequalis, en resumidas cuentas viene a decir que el mundo contemporáneo, y él
vivió en el siglo XIX, está caracterizado por la debilidad o flaqueza del
deseo, por la indiferencia mutua y por el individualismo de las muchedumbres.
Con la segunda, diagnosticó en su obra La
democracia en América, cómo los Estados Unidos de América representaban una
forma de vida, que se extendería por todo el orbe, caracterizada ésta por una
permanente insatisfacción, a la que se
intentaría contentar con el consumo desmesurado. Y la tercera, obsoleta a
la vez que de gran vigencia en la
actualidad, es el permanente antagonismo entre libertad e igualdad. La tensión que surge entre la consagración de
las libertades públicas y privadas con la igualdad más absoluta, que es el eje
central de su obra, no hay quién la rompa. El papel del Estado en este dilema es
crucial. También lo predijo y no se equivocó, pues actualmente, la incesante
búsqueda del “Papá Estado” en su vertiente neoliberal y socialdemócrata, está
consiguiendo unos niveles imprevisibles. Todo el mundo quiere vivir de él,
ciudadanos, organizaciones no gubernamentales, partidos políticos, asociaciones
de todo tipo y hasta los sindicatos no
cesan de pedir, para sobrevivir, que el Gobierno los subvencione más y más. Paradójicamente,
lo curioso del fenómeno es que en paralelo se criminaliza al funcionariado y además,
es de destacar, que estas instituciones, en su mayoría presentan una total
ausencia de alternativas de nuevos modelos socioeconómicos; el tradeunismo se
ha apoderado de ellas. Tal presencia del Estado parece venir predeterminado por
la antiquísima tensión, anteriormente descrita, entre igualdad y libertad. En
los regímenes del extinto mundo soviético la primacía de la igualdad produjo,
para asombro de la humanidad, inmensas bolsas de pobreza. Por su parte el liberalismo económico primó la
libertad y ha generado un modelo económico, que en nuestros días sufrimos, en
el que un tercio de la población vivirá en muy aceptables condiciones, otro
tercio muy esporádicamente accederá a
puestos de trabajo mal remunerados, que le procurará sobrevivir, bajo la
angustia y con la esperanza de que en algún momento podrá acceder al primer
grupo. Y el último, al que no debemos engañar, jamás trabajará; vivirá
subsidiado lo suficiente para no morir de hambre. Evidentemente, todos tenemos
claro, lo que un amigo mío, bastante cristiano por cierto, cuenta cuando se
habla del problema islámico insiste éste arduamente: “No te fíes, todas las
religiones son falsas, pero si hay que elegir alguna, debemos elegir la nuestra,
que para eso es la verdadera”. Sirva esto de parangón para, elocuentemente,
afirmar que para las clases medias y altas la libertad prima sobre el igualitarismo y viceversa, ya conocéis la
afirmación de Lenin: ¿Libertad para qué? De alguna manera, Tocqueville, resumía
el irresoluto dilema en elegir entre “despotismo democrático” o “despotismo
igualitario”. En cualquier caso, nuestra generación se ha perdido en el proceso
y ha optado por encerrarse a leer o a crear en su caso. Hemos abandonado, los
hombres y mujeres que protagonizamos un cambio sustancial simplemente hemos
olvidado. Y no me refiero a los políticos oficiales, algunos de los cuales, fueron la parte visible del iceberg, muchos
de ellos manchados de heces por su
visible presencia fuera del agua; me
refiero a los miles de ciudadanos que debatían y sufrían las últimas
dentelladas de un régimen que nunca debió de existir.
Nuestros actuales debates han
olvidado lo esencial, ya no debatimos sobre lo básico. Pero aún estamos
presentes, no nos rindamos. El primer paso es transformar la vida cotidiana.
Agnes Heller decía que ésta era “el espejo de la historia”. Ahora, con el
inmenso aporte, e incremento de recursos, que las mujeres aportan en la
actualidad, podemos cambiar el sentido de la cotidianidad, creer que una vez
nos pudimos equivocar, pero que es posible otra manera y otra forma de organizarnos.
¿Le daremos la razón a un aristócrata francés? Que a principios del siglo XIX,
cuando diseñó con precisión de cirujano nuestras vidas: “sus hijos y sus amigos
constituyen para él toda la especie humana; por lo que respecta al resto de sus
conciudadanos, están a su lado y no los ve; los toca y no los siente”. Si hay
algo que detesto es lo socialmente establecido y lo políticamente correcto, y ya
somos mayorcitos para saber qué conjunto de anclajes y creencias lo forman.
Desde 1975 hasta hoy han pasado 35 años, casi toda nuestra vida y algo ha
cambiado en nuestro país, ¿no os parece? Y ya que los partidos políticos han
perdido, totalmente, su capacidad de análisis, además de otras cosas, el primer
paso para cambiar nuestra rutina y mecánica inamovible es la transformación de la
vida cotidiana y junto a ésta los condicionamientos ideológicos que el
conductismo ha logrado explicar. Las causas y los efectos no son siempre los
mismos, en términos psicosociológicos, si no los condicionamos. En palabras de
Goffman, la vida cotidiana se caracteriza por ser el: “conjunto de estrategias
entendidas como comportamientos que nos permiten crear la red de caminos”. Pero
para ello tenemos que vernos las caras y
salir, romper las dietas, abandonad Internet, cerrar un poco los libros y levantarse del sofá. ¡Demos un paso más, una vez más! ¡Busquemos
estrategias nuevas que las hay! O me pongo a leer y Ad
calendas greccas.
Andrés García Baena.
DNI 75670536.
lunes, 8 de septiembre de 2014
Lenguaje y género. Sobre el todos y todas. Publicado en La Tribuna Express en septiembre del 2014.
Lenguaje y género. Sobre el todos
y todas
En ocasiones, contemplamos
extasiados cómo algunos de nuestros políticos “progresistas”, con el fin de
eludir el “lenguaje sexista”, acaban aburriendo a determinados oyentes,
generalmente a los no pertenecientes a sus postulados ideológicos, con
expresiones repetitivas, casi mantras, del tipo de: Compañeros y compañeras,
estamos aquí reunidos todos y todas…. Extirpando de un plumazo, una de las
leyes más importantes del lenguaje como es la de la economía de la lengua.
Todo parte de la idea de que el
lenguaje posee un componente sexista y un carácter andrógino, el cual no
negamos. Ahora bien, ¿realmente esta es la mejor manera de superar las
desigualdades?
La idea parte de un presupuesto
que no está absolutamente nada claro: El lenguaje reproduce el pensamiento; por
lo tanto, si nuestro lenguaje no es sexista, contribuiremos a configurar un
pensamiento no discriminatorio. La creencia de que la sociedad se puede
transformar a partir del lenguaje, idea hoy muy criticada, es conocida como la
hipótesis de Sapir-Whorf.
Con respecto a la relación entre
pensamiento y lenguaje hay mucho que estudiar e investigar, existiendo, en la
actualidad, básicamente tres grandes teorías, no pudiendo dar el tema por
zanjado en términos generales. Noam Chomsky, el más influyente en estos
sectores sociales con su Gramática
generativa, postula la idea de que el lenguaje es primero y después el
pensamiento. Esta hipótesis confirma la creencia mayoritaria de estos sectores
socio-políticos de que sin lenguaje no podríamos pensar, de ahí la importancia
de no usar los nombres genéricos para combatir el sexismo.
Por otro lado, Piaget, siguiendo
en parte, la afirmación de Descartes de “Primero pienso, después existo”, apoya
la tesis de que el pensamiento es anterior al lenguaje. Cuando estudia el
desarrollo intelectual, comprueba cómo desde las primeras fases del niño, en el
desarrollo de la inteligencia práctica, ya se distingue entre medios y fines. Y
más adelante ofrece otros argumentos y estudios en los que afirma que los
sordos-mudos generan la inteligencia a partir de la acción y no del lenguaje,
lo mismo que los humanos prehistóricos.
Por último, Vigotsky, asevera que
hay un gran paralelismo, una fuerte interacción dialéctica entre lengua y
razonamiento.
No vamos a profundizar más en las
argumentaciones de las diferentes teorías, pero en la idea de eludir las
anacrónicas formas de uso del femenino y del masculino, intentaremos mostrar
como sociedades mucho más paritarias que la nuestra están intentando dar una
respuesta diferente. Se trata de la apuesta de los países nórdicos
(especialmente Suecia), sociedades donde la simetría y los roles
masculino-femenino han llegado a su mayor nivel y equivalencia. Todo comenzó en
los años sesenta, cuando numerosos lingüistas, respondiendo a las demandas
feministas trataron de dar una solución, desde mi punto de vista, mucho más
imaginativa y lógica.
Parece que las nuevas formas de
vivir la sexualidad, las reivindicaciones de un transgénero y las condiciones
intersexuales postulan cada vez más la idea de un tercer sexo. En la tónica de
ello y cumpliendo con la ley del mínimo esfuerzo o de economía de la lengua
propusieron pronombres que no designaran condición sexual alguna. El primero de
ellos es hen, con el cual se trataba
de evitar el uso de él/ella. En 2012 se publicó un libro Kivi och Monsterhund (Kivi y
el perro mosntruoso) en el que se suprimió el pronombre han (él) y hon (ella) en pos del neutro hen.
Igualmente, los vocablos mammor y pappor (padre y madre) se sustituyeron en el cuento por los nuevos
términos más neutros mappor y pammor.
Sin embargo, Susanna Karrlsson,
responsable del Consejo de Lenguas Sueco ve necesario conservar los pronombres
como categoría de orientación y su colega Mikael Parkvall se muestra muy
escéptico con la creencia de que la
lengua determina el pensamiento.
En cualquier caso, parece ser que
bastantes escolares están introyectando estas actitudes con sus vocablos
correspondientes y que los roles masculino/femenino cada vez son más difusos
para las nuevas generaciones. Pero para ello no solo se están aportando
cuestiones lingüísticas pues se está actuando desde propuestas mucho más
transformadoras; por ejemplo, la tradicional asignación de juguetes y la
consiguiente compra por los mayores son totalmente neutros. Así, en los
catálogos de Navidad para Suecia y Dinamarca de la cadena Toys R Us encontramos
niñas jugando con escopetas y camiones y niños cuidando muñecas. Igualmente, la
asignación de colores tradicionales de rosa para niñas y azules para niños,
están invertidos en todas las facetas de la vida.
La idea es borrar totalmente los
estereotipos de género. En pos de esa idea existen fortísimas apuestas como:
que la cadenas de ropa hayan eliminado las secciones de niños y niñas, que en
Alemania en las partidas de nacimiento no se indique el sexo o que las
asociaciones de juegos tradicionales como los bolos y muchos otros están
fusionando los torneos masculinos y femeninos, los políticos proponen la puesta
en marcha de aseos neutros para que nadie tenga que autocalificarse y que en
las guarderías y colegios infantiles al alumnado sea obligatorio llamarlo por
su nombre de pila con la idea de no tener que usar términos de género.
Todo indica que en estas
sociedades tan paritarias se camina, a pasos agigantados, hacia la ausencia
total de estereotipos de género y que la diferenciación de los mismos acabará
algún día. Mi pregunta es si nuestros políticos y las sociedades mediterráneas
están en este debate.
Andrés García Baena
martes, 19 de agosto de 2014
Demonio e Inquisición para un marbellí.
Tres son los enemigos del hombre
para la Santa Madre
Iglesia: mundo, demonio y carne. Evidente, el único real es solo el demonio pues los adyacentes son
directamente provocados por el mismo. La omnipresencia de Belcebú en la época
de la modernidad está más que estudiada. La creatividad, la imaginación y la
fuerza expresiva de los demonólogos son infinitas. En 1563, la obra De praestigiis daemonum, describe toda
una cosmogonía sobre el demonio y los infiernos; según esta el número de ellos
es de 23.097.690, de los cuales 77 serían generales y cada legión se compondría
de 6.666. Francisco Suárez, teólogo hispano del XVII, afirmaba que hay tantos
demonios como humanos pues cada persona tiene un ángel bueno y otro hijo de
Satán. Igualmente, en el siglo XV, Alonso de Espino contó 133.306.668 hijos de
Luzbel, y así sucesivamente per Secula
Seculorum. Se le representaba de miles de formas y maneras: un reptil,
macho cabrío, lobo, perro negro, mono, gato… Pero quizá lo más interesante sea
su carácter y habla. Michel de Certeu confeccionó un “certero” trabajo sobre el
lenguaje de los demonios conventuales, concluyendo que los demonios andaluces
son muy parecidos en su habla a los castellanos con la salvedad de que los
primeros son más locuaces. Teófanes Egido en su obra El miedo a los demonios en la época moderna, afirma que Santa
Teresa de Jesús, que tenía referencias pésimas sobre el clero andaluz, y que lo
pasó tan mal en Sevilla, afirmaba que en Andalucía los demonios andaban más
sueltos y que eran más malos. Sobre sus fechorías, andanzas y vida nocturna no
vamos a incidir pues son de todos conocidas. Por el contrario, es más que
oportuno recordar que gran parte de la lucha contra Satán estuvo en manos de la Inquisición. Buena
muestra de ello es lo que le ocurrió a un marbellí llamado Juan Antonio Gascón
y Mora, clérigo de Prima y guarda de a
caballo de la ciudad de Marbella, y marido de doña Josefa Moreno, según el
legajo 45-16 del Archivo Histórico Nacional, sección Inquisición. Transcurría
el mes de septiembre de 1775 en Madrid, siendo las 3 o 4 de la tarde pues no
recordaba bien. Paseaba por las afueras de la muralla acompañado de Atanasio
del Río, ministro de ventas. Y declaraba ante el poderoso tribunal que: “en
esta villa, en aquel campo, fui tentado por el demonio por la miseria e
infelicidad en que nos hallábamos pues no teníamos qué comer ni de dónde
pudiera venir. Dije que renegaba de Dios, nuestro señor, y llamé a los demonios
para que me dieran la cantidad de diez mil reales diarios y entonces, llevado
del interés y la codicia, dije dichas palabras”. Ni que decir tiene que fue
escuchado y denunciado ante el Tribunal de la Santa Inquisición
por Atanasio tras su arrepentimiento. Ocho años duró el proceso en diversas
ciudades y especialmente en Toledo. Tuvo que retractarse en los siguientes
términos: “no fue de intención ni de corazón. Sino exteriormente, de boca, y el
enemigo no vino ni vimos nada y viendo esto dijimos que el demonio podía poco.
Pues sin la licencia de dios, no podía nada esta es la verdad y lo que me
acuerdo (…) Pido perdón a Dios nuestro Señor verdadero y tres personas
distintas y creo todo lo que es nuestra Madre Iglesia, apostólica, romana y en
esta fe y creencia quiero vivir y morir (…) y pido al Tribunal de la Santa Inquisición
tenga piedad de mi pecado”. Fue juzgado en audiencia por un tribunal
constituido por Francisco Javier Uximal que mandó entrar a los reverendos
padres Manuel de Algete, capuchino y fray Isidro de la Concepción, carmelita.
Dieron su sentencia teológica en los siguientes términos: “dicho sujeto se ha
espontaneado y dice que profirió dicha proposición que no fue de corazón, sino
solo en la boca, y contra su conducta de vida y costumbre nada resulta (fueron
consultados más de veinte tribunales provinciales para saber si había algún
otro cargo contra él). Dijeron que no lo tienen por reo, ni culpable en la
proposición”. En 1776 lo acomodaron en Rentas Reales en el estanque del tabaco
de Casares, y permutó con un guarda de a caballo de la ciudad de Marbella. El
proceso finalizó en 1783. Laus deo.
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